El laboratorio es también un lugar donde los investigadores pueden mezclar gases atómicos súper enfriados y ver qué pasa. “Mezclas de diferentes tipos de átomos pueden flotar juntos casi completamente libres de perturbaciones”, explica Thompson, “lo que nos permite realizar sensibles mediciones de interacciones muy débiles. Esto podría llevar al descubrimiento de interesantes y novedosos fenómenos cuánticos”.
Nadie sabe a dónde conducirá esta investigación fundamental. Incluso las aplicaciones “prácticas” que lista Thompson: sensores cuánticos, interferómetros de onda de materia y láseres atómicos, sólo por nombrar unos pocos, suenan como ciencia ficción. “Estamos entrando en lo desconocido”
Los investigadores como Thompson piensan en el Cold Atom Lab como una puerta hacia el mundo cuántico. ¿Podría la puerta oscilar en ambos sentidos? Si la temperatura baja lo suficiente, “vamos a ser capaces de ensamblar paquetes de ondas de átomos tan anchos como un cabello humano… Es decir, lo suficientemente grandes como para que el ojo humano los vea”.
Vídeo del proyecto:
Fuente: NASA
Póster del programa Cold Atom Laboratory
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